Hablar de Camila Silva Espinoza (30-10-1992) es hablar de éxito a corto plazo. La ex jugadora nacional destacó con una carrera junior poco usual en nuestro país, destacando tanto en el circuito local como en el internacional. Entre sus hitos están desde las dos temporadas como número uno de Chile en dieciséis años hasta su primer título profesional a los diecisiete.
En la actualidad, toda esa experiencia de conquistas a nivel COSAT más los tres campeonatos ganados en la gira europea, está dirigida hacia sus alumnos en México. Precisamente durante estos últimos días se encuentra con algunos compatriotas como Alessandra Cáceres, Nicolás Villalón y Alejandro Bancalari quienes compiten en el paso del ITF World Tennis Tour Juniors por tierras aztecas. Es que, luego de disputar su último torneo profesional el año 2016, Camila está disfrutando de nuestro deporte desde el otro lado de la reja, un rol donde ya acumula bastante experiencia pese a su juventud, siendo siempre un objetivo en su carrera “Hasta cuando jugaba decía que me gustaría ser entrenadora, llevar a algún jugador al profesionalismo”.
¿Dónde te encuentras actualmente, donde resides y qué estás haciendo?
“Actualmente estoy residiendo en Cancún, y me encuentro trabajando en World Tennis Academy desde hace un año y cuatro meses aproximadamente”.
¿Cómo has vivido la crisis sanitaria, cuánto te ha afectado en tu día a día?
“La verdad no me ha afectado mucho, porque por suerte pudimos seguir entrenando acá relativamente normal con los chicos de alto rendimiento. Sí los primeros meses cerramos el club, pero los chicos de alto rendimiento siguieron entrenando, ahora, obvio, estamos con todas las precauciones posibles, pero seguimos entrenando. También acá, a quince minutos de donde trabajo se están jugando los ITF World Tennis Tour Juniors, J5 y J4, y la verdad ahora mismo nos cuidamos mucho, pero a la vez seguimos una vida relativamente normal por así decirlo, con todo lo que conlleva esta pandemia”.
¿Cómo fueron tus inicios en el tenis, cuando comenzaste a jugar?
“Comencé a los cinco años en Valparaíso, en el Club De Campo Javiera Carrera con Juan Carlos Correa, empecé con clases particulares ahí, luego me fui donde Nano Zuleta, después pasé a Enrique “Kike” Cortéz y ya después me fui a Santiago para entrenar con Marcos Colignon y Luchín Guzmán. Tengo muy buenos recuerdos de todos ellos, todos mis entrenadores fueron un pilar fundamental en su momento y para lo que sé ahora como entrenadora”.
Tuviste una gran carrera juvenil, ¿En qué momento te diste cuenta que ibas a destacar, qué resultado o torneo te hizo pensar que tendrías buenos resultados?
“La verdad es que tuve muy buenos resultados desde muy pequeña, tanto en Chile como a nivel sudamericano. Después de una gira por Sudamérica me fui a la gira europea en 16 años, ahí fue cuando me di cuenta que realmente era buena, porque la verdad no le tomaba mucho el peso a las cosas, y nada, me fue muy bien, quedé número dos de Europa en esa categoría, en mi primer año, y luego comencé a jugar ITF donde también me fue bien, ahí fue cuando quedé top ten junior y el torneo y partido que me marcó fue el Banana Bowl (2009) que lo gané en 18 años. Le gané la final a quien era la número uno del mundo, Kristina Mladenovic (francesa, actual 55 de la WTA, 6-4, 1-6 y 6-2). Cuando gané esa final dije, la verdad si soy bastante buena e hice el click, me quería dedicar completamente a esto, como profesional”.
Ya en el profesionalismo, ¿Cómo fue esa etapa, cómo la evalúas?
“Fue bastante rápida la inserción en el profesionalismo, ya que después de jugar en juniors decidí que en mi último año juvenil comenzaría a jugar profesional, jugando la Fed Cup (actual Billie Jean King Cup). Tenía 18 años y estaba 420 del mundo (WTA), la verdad era bastante bueno, y ahí también ya empecé a tomarle mucho más el peso a las cosas, en el sentido de que ya se estaba haciendo realidad, estaba siendo una jugadora profesional. Pero también me costó bastante adaptarme, ya que eran jugadoras mucho más grandes, con mucha más experiencia que yo en ese tipo de torneos, si hubo muchas primeras rondas, para luego entender cómo tenía que jugar, era un tenis mucho más agresivo y tenía que ser mucho más madura dentro de la cancha, porque no te dan mucho margen de error por así decirlo, así que me tocó adaptarme rápido, más que nada en el tema emocional que en el tema tenístico”.
De todas las experiencias que viviste como jugadora, ¿Cuál fue la que más te marcó?
“Cuando gané mi primer título profesional. Porque me costó mucho, las dos primeras semanas de esa gira la pasé mal porque perdí en las primeras rondas, entonces me tocó entrenar muchísimo, ver partidos que no quería ver porque quería estar dentro de la cancha jugando una semifinal, una final, así que la última semana de esa gira, que fue en Santa Cruz, Bolivia, le gané la final a María Fernanda Álvarez (jugadora local, primera sembrada), que en esa semana estaba 180, 190 si no me equivoco, y fue la verdad muy lindo haberlo ganando y también de la manera en que lo gané, me gustó mucho (6-1, 4-6, 6-1). También guardo muchos buenos recuerdos de los grand slam juniors, donde jugué partidos muy buenos, tanto en dobles como en singles, pero creo que mi primer torneo profesional fue el que más me marcó, sentí mucha felicidad, también haber hecho el trabajo que venía haciendo las primeras dos semanas de gira, que dieron frutos en esa última semana que logré ganar mi primer torneo profesional”.
Sobre tu rol como coach, has asumido capitanías para Sudamericanos y equipos COSAT ¿Cómo han sido esas experiencias?
“Muy lindas, experiencias en donde aprendí muchísimo, porque eran mis primeros años como coach, ahora mismo, hace un mes vino Luc Boulier que es el jugador con el que viajé, ahora está Nicolás Villalón, Alessandra Cáceres, jugadores con los que tuve mucha experiencia cuando ellos eran pequeños, 12, 13, 14 años, y queda ese vínculo para toda la vida por así decirlo. Tuve mucho trabajo ahí, éramos dos entrenadores, viajábamos con ocho, nueve niños, había que organizar todo. También la capitanía para Sudamericanos que fui a Brasil en 16 años, me gustó muchísimo, me gustaría tener otra experiencia en ese ámbito, de equipos, porque como jugadora lo viví y me gustaba mucho, me gusta todo lo que sea representar a Chile. Tengo muy buenos recuerdos de esa experiencia”.
¿Cómo fue esa transición de jugadora a entrenadora, te costó?
“La verdad no. Hasta cuando jugaba decía que me gustaría ser entrenadora, llevar a algún jugador al profesionalismo. Estudié mucho, hice varios cursos en Europa para complementar, uno tiene una base porque fue jugadora, pero también tiene que saber enseñar, porque al final cumple a veces con el rol de enseñar muchas cosas, ya que los chicos están mucho tiempo fuera de su país, sin sus papás, entonces hay que tener mucho cuidado con lo que uno les enseña, porque son cosas que le quedan para el resto de sus vidas. La verdad no me costó mucho, tenía muchas ganas de hacerlo y siento que he cumplido con cada etapa que me he propuesto. He cumplido ir a los grand slam juniors, era una meta para mí como entrenadora, ya lo había hecho como jugadora. También la capitanía de COSAT, los Sudamericanos, tuve a la 12 del mundo junior (la rusa Alina Charaeva), trabajé en España en una muy buena academia de alto rendimiento (CMC Competition), entonces la verdad siento que he cumplido con todas las metas que me he propuesto y se me ha ido dando todo, también siempre estoy constantemente aprendiendo de muy buenos entrenadores, pidiendo consejos, haciendo cursos, ahora con la pandemia se pueden hacer muchos cursos online, así que la verdad es que sigo constantemente aprendiendo”.
¿Qué opinión tienes sobre lo que están haciendo Martina Pavissich y Antonia Vergara?
“Súper buena. A Antonia la conozco, la entrené cuando yo me retiré, siempre supe que iba a ser una jugadora que iba a destacar. A Martina también la conocí en su momento, jugando los torneos nacionales, la verdad son muy buenas jugadoras que, si se sigue haciendo el trabajo que están realizando con sus equipos, pueden sacar a dos grandes jugadoras. También me acuerdo mucho de cuando fue mi generación, estaba en ese entonces Fernanda Brito, Javiera Colignon, Daniela Seguel y yo, nos iba muy bien en COSAT. Ahora, lo positivo es que con todo esto de la pandemia han podido sobresalir igualmente y mantener su nivel, siguiendo en competencia que es lo más complicado, así que la verdad de mi parte sólo cosas buenas para ellas, para sus equipos y espero que sigan haciendo su trabajo, que pueden hacer grandes cosas en el futuro”.
¿Qué consejo le darías a una chica talentosa que esté comenzando, 13 o 14 años?
“Que sigan entrando día a día, que sigan su proceso con el equipo que ellas elijan, y más que nada eso, que sigan adelante, que sigan entrenando mucho, que sigan compitiendo, les queda un camino muy largo, son muy chicas aún, pero si hacen las cosas bien seguramente en el futuro vamos a tener en Chile grandes jugadoras”.